lunes, 16 de abril de 2012

La clase

Título original: Entre les murs .
 Dirección: Laurent Cantet.

Interpretación: François Bégaudeau, Nassim Amrabt, Laura Baquela, Cherif Bounaïdja.

Guión: François Bégaudeau, Robin Campillo, Laurent Cantet (Basado en el libro de François Bégaudeau).

País: Francia.

Año: 2008.
Duración: 128 min.


Profesión y vocación

François Bégaudeau es profesor de instituto de Lengua Francesa en un barrio marginal de Francia. Lleva cuatro años en el mismo puesto. Sus alumnos no son los mismos que podemos encontrar en cualquier barrio del centro de la ciudad. A la falta de ganas de sus alumnos hay que añadirle los problemas que cada uno tiene tanto en el instituto como fuera de él y las barreras con las que se encuentran en el mundo escolar. Pero, a pesar de todo, François pone todas sus fuerzas en hacer que sus alumnos aprendan. La paciencia es el gran valor del profesor. Repite las cosas tantas veces como sea necesario y de mil maneras distintas si no es entendido. Intenta inculcar una y otra vez las normas de respeto básicas que debe haber en un aula. Siente empatía hacia ellos e intenta ponerse en el lugar de cada uno.

Una mirada desde dentro

En el instituto el espectador se sitúa como si estuviera en una esquina del aula y lo viera todo. Parece que los alumnos están dando una clase con naturalidad. El montaje ni siquiera parece tal, más bien nos lo enseña como si fuera un plano único, sin cortes, viendo realmente lo que ocurre en la clase. Al igual que el las reuniones de los profesores o las tutorías con los padres. Incluso se llega a sentir impaciencia por la conducta de los alumnos. Esta visión hace que el espectador entre aún más en el mundo de la película, y dando realismo a esta. Vemos como cada profesor se implica de una forma distinta con los chicos, como llegan a perder la paciencia después de una clase un poco disparatada, como son sus relaciones entre ellos. Incluso hay momentos en los que gracias a la cámara al hombro parezca que estamos ante un documental y no ante una película.

Un profesorado no muy implicado

El resto de profesores del instituto, aunque no tengan una conducta de pasotismo ni hagan su trabajo fuera de la vocación, no parecen implicarse tanto con los alumnos como François. Cada vez que tienen una conversación un poco más seria sobre problemas con los chicos, pronto aluden a otro personal. Es el caso de la máquina de café o del embarazo de una de las profesoras. Parecen eludir pequeños problemas, lo que hace que la “bola” se haga cada vez más grande y al final sea imposible remediarlo.

La escuela y el hogar, dos mundo separados

La historia no trata de hacer un recorrido de la vida de los estudiantes dentro y fuera del aula. Con este registro hace que no veamos a los alumnos como si fueran víctimas pero tampoco dejamos de lado las vivencias de cada uno. En la clase afloran problemas familiares y personales.
Las tutorías con los padres hace que nos hagamos una idea básica de la vida de los alumnos. Padres que solo se preocupan de que sus hijos hagan las tareas de casa mientras no miran sus avances escolares, padres que no se interesan porque sus hijos aprendan dentro y fuera de la escuela, padres que dejan toda la educación para los profesores. A veces incluso da la sensación de que solo conocen a sus hijos en el mundo del hogar, y no saben como son “de puertas para afuera”.
François, con su método del autorretrato, une los dos mundos. Hace que los alumnos aprendan a escribir de una forma no cotidiana y a la vez que saquen lo que llevan dentro. Quiere conocerlos personalmente, psicológicamente.

Una enseñanza que no valora a las personas

Si nos ponemos en un contexto de colegio de clase media-alta, lo más seguro es que los alumnos de esos centros no se encuentren ni con la mitad de los problemas que nos encontramos en un instituto de barrio marginal. Por ello, el método de enseñanza debe ser amoldado a cada caso. En el caso de “la clase”, podemos ver que los alumnos son valorados en el ámbito educativo, pero dejan a un lado el ámbito personal que en estos casos es tan importante. Los profesores solo se dedican a valorar positivamente a los alumnos cuando hacen algo bien (ya sea desde leer un capítulo de un libro, o hacer las tareas en casa), pero no valoran positivamente los logros personales. En una sociedad donde la educación básica no la conocen, debe empezarse por ahí, y si ya hay una pequeña base, al menos, reforzarla. Es ahí donde veo el principal problema de los profesores de este instituto. Sancionan a los alumnos cuando hacen algo, que no tiene que ver con la escuela, mal, pero no los valoran cuando su comportamiento es adecuado. Con el trabajo del autorretrato que ya he tratado antes, François une estas dos formas de valoración.

Fiel reflejo de la realidad

La clase, muestra de manera muy humana y fiel la realidad en las sociedades menos afortunadas. Como durante todo un curso los problemas que ha habido surgiendo se han solucionado de mejor o peor forma. Como la clase empezó con alumnos que no tenían muchas ganas de aprender pero que al final han descubierto lo que podría ser su vocación (como es el caso del chico que le apasionan las ciencias naturales o la chica que lee a Platón). Vemos una evolución en los personajes muy fiel a la vida real. Es decir, el personaje no encuentra su vocación rápidamente y se dedica a ello, sino que lo hace de forma sutil.
La propia película hace un autorretrato sobre la educación actual es las zonas más ignoradas.

sábado, 14 de abril de 2012

Adaptation. El ladrón de orquídeas


Ficha técnica: 
 
Dirección: Spike Jonze. 
Interpretación: Nicolas Cage, Meryl Streep, Chris Cooper, Tilda Swinton, Cara Seymour, Rheagan Wallace, Jane Adams, John Cusack, Agnes Baddoo, Paul Fortune, Paul Jasmin.
Guión: Charlie Kaufman y Donald Kaufman; basado en una obra de Susan Orlean.
País: USA.
Año: 2002.
Duración: 114 min.

Como adaptar un libro sobre flores a guión cinematográfico

Esta era la pregunta que tantas veces se hizo Charlie Kaufman mientras intentaba escribir su guión. Como hacer de una historia que trata del robo y cultivo de orquídeas una obra maestra. Como sacar una trama que enganche al público de donde aparentemente no la hay.
Esta es la principal obsesión de Charlie. Una obsesión que se vuelve aún más difícil de solucionar cuando se tiene una gran inseguridad y una baja autoestima. ¿Cómo crear algo que le guste al público si uno mismo no cree en ello? 

Cómo hacer una historia que sea todo un éxito sin caer en las garras de lo comercial

Algo que no soporta Charlie es exactamente lo que hace su hermano gemelo, Donald. Crea una historia básica que le encanta a los productores y que es muy probable que se convierta en la más vista de la taquilla. Por eso Charlie no apoya a su hermano, que acude a cursos sobre nuevos guionistas. Algo que él detesta. Hasta que se da cuenta que el llevar algunos años escribiendo no hace que no tengamos que tener los pies en el suelo, el suelo de la materia básica. Todo guión tiene una base similar uniforme, basada en la materia más básica sobre construcción de guiones. Eso que todo guionista ha dado en su primer año de carrera. Y de eso es de lo que no nos tenemos que despojar, del suelo, ya que desde este se puede crear lo que se quiera. Pero de esto no se dará cuenta Charlie hasta que acuda, a su pesar, a uno de los cursos sobre nuevos guionistas y el mentor le dé una “bofetada” sobre la vida. 

De la chica del café a la escritora del New Yorker

La debilidad de Charlie es su inseguridad y prueba de ello es su relación con las mujeres. Sus historias amorosas solo ocurren en su cabeza mientras se masturba. De lo casto de una camarera asidua preguntándole que va a tomar, a una relación profesional con su productora, Tilda Swinton, o solo el mirar la foto de la contraportada de la escritora Susan Orlean, él recrea en su mente una escena de pasión, o lo intenta, ya que su imaginación solo fluye hasta llegar al clímax.
Lo que empieza como una obsesión por buscar la forma de hacer el guión, se convierte poco a poco en la obsesión por conocer a su escritora. De ahí que hasta viaje a Nueva York para conocerla, pero, otra vez por su inseguridad, no pueda hacerlo. 

Las dos caras de un gemelo

Hasta el momento en el que Charlie le pide ayuda a su hermano, podemos ver que el guión está escrito por él mismo. Pero una vez que su hermano entra en acción, la película se convierte en lo que él detesta (la acción gratuita, drogas, armas, muertes…). Parece que está escrita por dos personas diferentes, la primera mitad por él mismo y la segunda por Donald. Cuando Donald entra en escena, Charlie es el primero que intenta descubrir la cara oculta de Susan Orlean y su relación con el recolector de flores con el que escribió el libro. Y a partir de ahí el transcurso de la película cambia repentinamente. Charlie se da cuenta que de los dos hermanos, él es el que no vive la vida, simplemente la deja correr. Descubren que la famosa escritora del New Yorker no es tan correcta como deja ver. Sus problemas con las drogas, su relación a escondidas de su marido con el recolector de orquídeas y su afán por matar a todo el que la pueda descubrir su segunda vida hacen que Charlie se dé cuenta que la obra maestra que él quería hacer no puede serlo sin contar toda la verdad. Por ello escribe el guión que titulará Adaptation, tratando la historia sobre como un hombre comienza a vivir de verdad (dejando a un lado las inseguridades, aceptando y admirando a un hermano antes rechazado) después de intentar hacer una adaptación de una historia llena de mentiras.